Almax es un antiácido que puede obtenerse en farmacias sin receta. Almax está indicado en el tratamiento de gastritis, dispepsia (trastorno de la digestión), hiperclorhidrias (acidez gástrica), úlcera duodenal, úlcera gástrica, esofagitis y hernia de hiato.
Muchas personas lo toman habitualmente tras una comida copiosa, pero como cualquier medicamento, debe tomarse con precaución y conociendo los riesgos. Por eso, no se debe tomar:
- Si se tiene alguna enfermedad grave del riñón (insuficiencia renal grave) ya que los iones aluminio y magnesio se pueden acumular a largo plazo en el organismo.
- Si se sigue una dieta baja en fósforo, presenta diarrea, malabsorción o está muy debilitado, ya que las sales de aluminio disminuyen la absorción de fósforo, lo que puede provocar, sobre todo con tratamientos prolongados, una disminución del contenido de fosfatos en sangre (pérdida de apetito, debilidad muscular, malestar general, etc.) y una mineralización insuficiente de los huesos (osteomalacia).
- No se recomienda administrar antiácidos a niños menores de 12 años, ya que puede ocultar otras enfermedades ya existentes (por ejemplo apendicitis).
- En ancianos el uso continuado de antiácidos que contienen aluminio puede agravar alguna enfermedad existente de huesos (osteoporosis y osteomalacia), debido a la reducción de fósforo y calcio.
- Se recomienda evitar el uso crónico o excesivo de Almax durante el embarazo debido al riesgo de aparición de alteraciones en el feto.
¿Debería seguir vendiéndose sin receta medicamento que contiene sustancias que se acumulan en el organismo, que dificulta la absorción de fósforo, que oculta y agrava enfermedades y produce alteraciones en el feto?
Además debemos tener en cuenta que las personas que lo toman, normalmente lo hacen pensando que no tiene ningún efecto secundario más allá de una posible diarrea. Este desconocimiento de sus posibles efectos adversos hace que en muchas ocasiones lo tomen habitualmente para contrarrestrar los efectos de una mala alimentación.
