A pesar de tener tantos defectos, o quizá precisamente por eso, hoy quiero reflexionar sobre las virtudes. Está muy bien ser virtuoso, pero para ello primero tenemos que saber qué virtudes queremos conseguir. Hemos de distinguir entre virtudes cardinales, virtudes teologales, infusas y los dones del espíritu santo. También están las virtudes morales e intelectuales. Para comprender qué es cada una de ellas, paso describirlas ordenadamente.
Virtudes cardinales
Hay cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, templanza y fortaleza. El filósofo griego Platón define cómo un individuo puede lograr estas virtudes: la prudencia viene del ejercicio de la razón, la fortaleza de ejercer las emociones o el espíritu, la templanza de dejar que la razón anule los deseos, y desde estas la justicia viene, un estado en que cada elemento de la mente está de acuerdo con los otros. Platón describe la justicia como la virtud fundante y preservante porque solo cuando alguien comprenda la justicia puede conseguir las otras tres virtudes, y cuando alguien posee las cuatro virtudes es la justicia lo que las mantiene a todas juntas. Algún día, os tengo que contar mi historia de amor imposible con Platón. No sé si sabías que en realidad se llamaba Aristocles y Platón era un mote para decir "Espalda Ancha". Podemos hacernos una idea de la importancia de Platón, con la frase, tal vez algo exagerada, de Alfred North Whitehead "La caracterización general más segura de la tradición filosófica europea es que consiste en una serie de notas al pie a Platón".
Virtudes teologales
Son los hábitos que Dios infunde en la voluntad del hombre para ordenar sus acciones. Tradicionalmente se cuentan tres: fe, esperanza y caridad. El Catecismo afirma que son virtudes cuyo origen es Dios de manera directa. Sirven para disponer a los cristianos en los diversos aspectos de su relación con Dios. Para cumplir el primer mandamiento son necesarias las virtudes teologales: la fe permite entrar en oración, la esperanza del retorno del Jesucristo nos hace cierta su presencia y la caridad es la fuente del diálogo con Dios.
Las virtudes teologales han influido algunos aspectos de la literatura cristiana. En San Manuel Bueno mártir de Miguel de Unamuno el personaje principal representa la caridad, la narradora la esperanza y el tonto del pueblo la fe pura. También se pueden encontrar referencias a las virtudes teologales en algunos poemas de Soledades, de Antonio Machado, como "Anoche cuando dormía".
Virtudes infusas
Las virtudes infusas son hábitos que disponen al entendimiento y a la voluntad para obrar según el juicio de la razón. Se diferencian de las virtudes teologales en que no tienen por objeto a Dios mismo sino el bien honesto. Son trasmitidas por el Espíritu Santo. Dado que ordenan los actos para el fin sobrenatural, se distinguen también de sus correspondientes virtudes adquiridas. La tradición de la Iglesia católica afirma unánimemente que las virtudes infusas desaparecen con el pecado mortal y que no pueden disminuir dado que no provienen de la repetición de actos.
Dones del Espíritu Santo
No son exactamente virtudes, son unas disposiciones fijas que hacen a las personas dóciles para secundar los impulsos, inspiraciones o emociones del Espíritu Santo. Tales dones son siete: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. En la teología escolástica suele aclararse que los dones son infundidos en las potencias del alma indicando con ello las facultades superiores (entendimiento, voluntad, memoria) que reciben un hábito que les permite responder con mayor facilidad y secundar las mociones propias del Espíritu Santo o gracia actual. No quitan la libertad ni la cohíben.
Virtudes morales
Las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas. Son los frutos y los gérmenes de los actos moralmente buenos. Disponen todas las potencias del ser humano para armonizarse con el amor divino. ¿Cuáles y cuántas son? Cuando Santo Tomás de Aquino estudia en la Summa Theologiae cincuenta y cuatro diversas virtudes no pretende abarcarlas todas. En torno a las cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, pueden de algún modo ser reagrupadas todas las demás.
La justicia es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido.La fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la resolución de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones.
Virtudes intelectuales
Son hábitos o buenas disposiciones del entendimiento resultantes del ejercicio y la instrucción. Gracias a ella, el entendimiento puede realizar el fin que le es propio: el conocimiento. El conocimiento puede ser de dos tipos: conocimiento especulativo o teórico cuyo objetivo es la contemplación de la verdad, y el conocimiento práctico que tiene como objetivo la dirección de la conducta, tanto para que con ella podamos producir todo tipo de artefactos útiles o bellos, como para que con ella alcancemos la vida buena y feliz. En este sentido se puede hablar de dos tipos de entendimiento y de dos tipos generales de virtudes intelectuales.
Virtudes del entendimiento especulativo:
- La inteligencia o hábito para la contemplación de los primeros principios.
- La ciencia o hábito para la posesión de las conclusiones a partir del razonamiento.
- La sabiduría o hábito para la posesión de los principios más universales y de las primeras causas.
Virtudes del entendimiento práctico:
- El arte: virtud intelectual dirigida a la producción de artefactos, bien sea externos o corporales como es el caso de las artes mecánicas o serviles (caza, pesca, agricultura, arquitectura, medicina,...), bien sea internos o mentales como en las artes liberales (las incluidas en el trivium –gramática, retórica y dialéctica o lógica– y en el quatrivium –aritmética, geometría, astronomía y música–).
- La prudencia: o saber lo que debemos hacer en cada caso; la posición de esa virtud es ambigua pues en cierto sentido es una virtud intelectual (es un hábito que perfecciona el entendimiento), pero en otro es una virtud moral, y ello en razón de su objeto, pues se refiere precisamente a los asuntos morales, a lo que cada uno debe hacer en cada situación concreta para realizar el bien.
Las Virtudes
Las Virtudes son un dúo humorístico español. Ataviadas con sendas pelucas negras, han hecho un humor surrealista, no exento de crítica social hacia la situación de discriminación que aun padece la mujer en España en ciertos ámbitos. Fueron muy populares a finales de los años ochenta y principios de los noventa, sobre todo por sus apariciones en televisión. Una de ellas hizo de Marina en Escenas de Matrimonio,comedia de gran éxito en la que tres parejas arquetípicas mantenían conversaciones.
"¡LAS VIRTUDES SON LO MÁS IMPORTANTE
EN NUESTRA VIDA CRISTIANA!" San Cipriano